Todavía - El Rincon Cubano

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Memorias > De la música a mis recuerdos
Todavía
Por Oniel Moisés Uriarte

Aún hoy, cuando han transcurrido más de veinte años desde que dejara atrás su tierra, no sabe como tuvo valor para cerrar la valija con apenas ropas, fotografías elegidas al azar y algún papel de importancia futura. Menos todavía, de dónde pudo sacar fuerzas para subir al taxi que lo conduciría al aeropuerto, en pleno conocimiento que detrás dejaba lo más preciado de su vida, la familia.

Conocía de su vuelo de ida, por el impreso que en el bolsillo de la americana le quemaba el corazón, pero no conocía de una fecha de regreso y que aquella huida hacia adelante, en la que buscaba un futuro mejor, tendría para todos un alto valor sentimental, sin que el precio pactado les diera posibilidad alguna de regatear ni un segundo.

Todavía en algunas noches le desvelaba el cándido aroma de los escasos cuatro años que tenía cuando dejó de crecer junto a ella, todavía en alguna tarde en primavera se sorprendía rodando abrazado a su recuerdo en la fresca yerba de un parque desierto de sus juegos, sin importarle que alguien al pasar le viera como un loco de felicidad remota, pero felicidad muy suya al fin.

Grande fue su anhelo por volver a ella, de día y de noche, años tras años, esperando el milagro que redujera distancias, lo que nunca se dio, cada vez se le hacía más y más grande el vacio por su ausencia. En fotografías le veía crecer por día, pasando de niña a mujer en el corto instante que podía tardar el reinicio de su ordenador personal, mientras que en el fondo de pantalla cambiaba su imagen de forma tan vertiginosa que ya no podía calcular el tiempo que todavía tendría que esperar para el rencuentro.

Ese era el precio pactado, el que no calculó le dejaría sin fondos para enfrentar su propia ausencia y ya no había crédito capaz de recuperar el tiempo y la distancia que le convirtieran en el triste desertor del más puro amor filial.

Sin embargo creyó en ese todavía que regenera fuerzas para luchar, aun cuando el aliento es débil, la mirada vacía y lo onírico, se convierte en alucinación. Creyó en ella y no en el reproche, creyó en ella y se despojó del tedio. Creyó en ella y fue como creer que hoy, es siempre todavía.

 
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