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Programa a Xiomara Alfaro

Con Acento Cubano
Si alguien pudo cantar en seis idiomas y pasar con facilidad de una canción napolitana a una guaracha cubana, de clásicos mexicanos a cantos tradicionales de Latinoamérica y del Caribe, esta fue sin dudas, la gran soprano Xiomara Alfaro, una artista cubana a la que desde 1959, con la llegada del nuevo sistema político, se le impuso su olvido al público de la isla. Aunque, a decir verdad, muchos cubanos de su época de oro, todavía recuerdan en su voz, las originales interpretaciones de Moliendo café, Noche de ronda y Siboney. Porque Xiomara Alfaro fue una voz única, lírica, soprano impactante, con esa riqueza inmensa en su repertorio, la que le hiciera una de nuestras cantantes cubanas más internacionales.

De ascendencias africana y china, Xiomara Alfaro nació en Marianao, La Habana, el 11 de mayo de 1930. La música nunca formó parte de su ámbito familiar;  su padre, maestro de obra al igual que sus hermanos y su madre lavaba y planchaba en un tren de lavado chino y de adolescente ella ambicionaba otras carreras y no la de cantante. Nunca pensó ser artista. Quería ser enfermera, hacer tantas cosas, pero Dios quiso darle la voz para ganar el pan de cada día.

A los 16 años escuchó en Radio Cadena Suaritos una convocatoria en el céntrico Teatro Martí para la revista de ritmos afro Batamú, producida por Jesús Lizama, Borroto y Obdulio Morales. Se presentó cantando Siboney de Ernesto Lecuona y fue contratada como una de las protagonistas del espectáculo. 

Xiomara logró integrar, al lado de Elena Burke y Celia Cruz, la comedia teatral Serenata mulata en el Teatro Fausto de La Habana Vieja. Las coreografías eran de Rodney quien fuera por muchos años director artístico del Cabaret Tropicana y la música fue compuesta por Bobby Collazo.

Xiomara Alfaro a principios de los años 50, protagonizó con Merceditas Valdés y Celia Cruz el espectáculo del cabaret Sans Souci llamado Bondelle, precursor de Sun Sun Babaé, presentado en el mismo escenario antes de ser comprado por el Tropicana. Le dieron el contrato, pero nunca le incluyeron como solista; solo cantaba en el coro. Sin embargo, a todo el mundo le llamaba la atención su voz.
Una de las personas que quedaron fascinadas por Xiomara fue la bailarina norteamericana Katherine Dunham, quien la escuchó cuando la revista fue montada de nuevo en el Sans Souci en 1953 y la reclutó junto al percusionista Francisco Aguabella para el rodaje en Italia de la película Mambo en 1954, dirigida por Robert Rossen. Allí Xiomara enseñó a cantar bien “a la cubana” a la actriz protagonista Silvana Mangano,. Ocasión en la que también trabajara con el actor y director de cine Italiano Vittorio Gassman. Se instaló entonces en Nápoles donde dio clases de canto y aprendió numerosas canciones típicas de esa ciudad.

Con la compañía de Katherine Dunham viajó a las tierras soleadas de Portugal y Grecia, así como a Bélgica, Francia y algunos países latinoamericanos. Al acabar su contrato con la compañía Dunham en Argentina en 1955, Xiomara regresó brevemente a Cuba y siguió intentando conseguir fama en América Latina. Viajó a Santiago de Chile donde, anunciada como “la voz exótica del trópico”, cantó la guaracha Atrácale el bote en la comedia El Gran Circo Chamorro de José Bohr. Pero fue en Lima, Perú, donde le esperaba la notoriedad.

En la capital andina cantó delante del Presidente de la República y su esposa, además de grabar su primer disco, un 78 RPM .La cara A contenía una versión beguine de la canción napolitana Luna Rossa y en la cara B el mambo Sube espuma de Obdulio Morales. La orquesta acompañante era la de Eugenio Molina. Siguieron otras grabaciones con la misma orquesta.

Xiomara Alfaro, a quien por su talento excepcional se le conoció como el ruiseñor de la canción cubana, comenzó como artista de revista en la década de 1950. Recorrió Sudamérica y Europa y, al regresar a su tierra natal decidió comenzar su carrera en solitario. Brilló entonces en los principales escenarios de la Isla. Cantó en los cabarets Montmartre y Tropicana donde sus actuaciones llamaron la atención de los productores cinematográficos que la llevaron a participar en películas como la la mexicana Yambaó (1956), de Alfredo Crevenna, y Olé Cuba (1957), de Manuel de la Pedrosa.

Consagrada como una de las estrellas más importantes del momento trabajó en la radio y en la televisión en Cuba. Sin embargo, descontenta con el rumbo de la Revolución Cubana terminó por abandonar el país en 1960.
En su amplia discografía grabó unos treinta temas en los que colaboró con Ernesto Duarte Brito y Bebo Valdés, entre otros. Temas como “Lamento boricano”, “Recordar es vivir” y “Besos en mis sueños” le dieron fama mundial. Sobre todo, por su incomparable capacidad para sostener los agudos; virtud que se puede apreciar como en ninguna otra canción en la interpretación del bolero “Siboney” del compositor Ernesto Lecuona.

Su estilo propio y singularidad no se había presentado en la interpretación de la canción popular cubana, orientando su actividad hacia el bolero, para lo que se le escogió un repertorio que se adaptada a su asombrosa voz de soprano, la que le permitía hacer impresionantes registros agudos, lo que fue casi inmediatamente aceptado por los amantes del bolero, ya que se trataba de algo novedoso y con características musicales muy sonoras adornadas con esas notas tan sorprendentes, mas propio de una interprete del bel canto que de una cantante de música popular.

Como otras leyendas de la música cubana (Olga Guillot, Celia Cruz y La Lupe, entre otras) Xiomara estuvo vetada en Cuba por el Gobierno de la Isla y murió en el exilio sin poder retornar a la mayor de las Antillas.

Al fallecer en junio de 2018 vivía en el suroeste de la Florida. Estaba casada con el pianista Rafael Benítez, a quien conoció en una de sus giras y que fue su pareja por 54 años. El gran dolor de su vida fue no poder regresar jamás a su tierra natal.

Con este programa, Radio Online Con Acento Cubano, solo quiere acercar a las nuevas generaciones, al recuerdo de una gloria de Cuba, que con su voz, nos representara con orgullo, en los grandes escenarios donde cantara. Una Artista reconocida y querida en el mundo entero, una voz silenciada y olvidada en nuestra propia tierra, a ella le debemos gratitud y no hay mejor forma de hacerlo, que recordarle en sus canciones. Porque Xiomara Alfaro, el ruiseñor de la canción cubana, fue, es y será una artista nuestra <Para no olvidar>.
Nota: No puedo terminar esta evocación a Xiomara Alfaro sin antes extender mi más sincero agradecimiento a una persona muy especial, la señora Gema Castanedo y a Artur Leoné, quienes han tenido la amabilidad de cedernos la música original de Xiomara Alfaro utilizada en este espacio y brindarnos su asesoramiento y valiosa información en la conformación del mismo, a ellos que atesoran todo el archivo sonoro, fotográfico y videográfico, de la que ha sido grande entre las grandes, llegue nuestro reconocimiento por la obra tan paciente y dedicada que realizan por preservar la memoria musical de Xiomara Alfaro.
 
"Para no olvidar" Xiomara Alfaro
 
Para escuchar el programa dedicado a Xiomara Alfaro detenga el reproductor de la radio debajo de este mensaje
 
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