Retomando el disco Changüiseando a la Trova y al Son de Lorenzo Cisneros “Topete”
Por Oniel Moisés Uriarte.
Cuando apenas faltaban cuatro años para entrar en el siglo XXI, en la Habana circulaba un disco compacto grabado por un joven trovador nacido en la provincia de Guantánamo, su nombre; Lorenzo Cisneros más conocido entre los cultivadores de la nueva trova cubana por el nombre artístico de “Topete.”
Topete nació el 13 de febrero de 1954 en Guantánamo, Cuba. Cantautor que desde sus inicios fue incorporando a su propuesta musical los encantos melódicos de la trova tradicional, del son y del changüí, sin olvidar los matices sutiles del bolero y del son montuno. Simpático, dominador perfecto de la escena; experto en eso de interactuar con el público, Topete representa una figura esencial y grandiosa de la música cubana contemporánea.
Tuve la suerte de conocer a Topete en el Patio de la Catedral en junio del 96, ocasión en la que puso en mis manos aquel disco que recién había visto la luz grabado por la discográfica catalana Ayva y licenciado para la EGREM. “Changüiseando a la Trova y al Son”, un fonograma conformado por 15 temas musicales en homenaje al changüí, el ritmo autóctono de la región que le viera nacer sin perder su esencia como trovador y sonero de pura cepa.
Fue Topete, el auténtico trovador, quien despertó mi interés por conocer el changüí y a su vez profundizar en el estudio de un ritmo que lleva implícito el más puro sabor cubano, reflejo del aire y la atmósfera que solo se respira en las montañas más orientales de Cuba. De <Guantánamo bajó el changüí>, es el primer tema que conforma el disco en el que su autor respetando la esencia de la estructura rítmica del changüí describe de forma explícita donde nace y se hace fuerte este ritmo tan auténtico y contagioso. Los otros temas que componen el disco se prodiga en textos muy bien concebidos, fruto de la formación trovadoresca de Topete, miembro fundador del movimiento de la Nueva Trova Cubana. <Son enamorado>, <Para conocerte adentro>, <Juégate la vida>, <Vamos amor, vamos a la vida>, <Esperando un beso>, <A donde van>, <Suena la maraca y el bongó>, <Siempre habrá un lugar para soñar>, <Todo lo tengo ya>, <Coge la guitarra y sueña> y <Pá monte adentro me voy>.
Completan este fonograma las canciones <Le dije a una rosa> composición de Virgilio González cantado a dúo con Sadaxis Cisneros. <Juramento> de Miguel Matamoros y <Menéame la cuna> de Ñico Saquito.
Conocer a los músicos que intervinieron en la grabación de este disco fue un verdadero placer y compartir de cerca con ellos a su llegada a La Habana, todo un privilegio. Ellos fueron: Rafael Fournier en la percusión y los coros, Enrique Sánchez en el Contrabajo y los coros, Jorge Macías en las maracas y coros y Eliades Guerra en el Tres cubano y los coros. Es de destacar la colaboración de Eduardo Ramos bajista del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC en la guitarra bajo en los temas <De Guantánamo bajó el changüí> <Suena la maraca y el bongó> y el tema <Coge la guitarra y sueña> y haciendo la segunda voz en los temas < Siempre habrá un lugar para soñar> y <Todo lo tengo ya>.
No cabe ninguna duda que “El Changüí” le debe mucho a Topete, porque en un momento importante para la música cubana él lo llevo consigo en su valija a la capital y entre descargas de la Nueva Trova y peñas habilitadas en lugares turísticos de la Habana Vieja, con mucho orgullo y cuidadosa elaboración de textos, armonías y auténticos ritmos, caló profundamente en el gusto de quienes descubrían en su música una forma de conocer el más genuino sabor del sonido que desde las montañas de lo más oriental de Cuba bajaba a la vieja capital para quedarse.
Que el Changüí sea reconocido por la Academia de las Artes de la Grabación nominando a los Premios Grammy Latinos a una legendaria agrupación cubana, fiel representante de tan autóctono ritmo, es de por si un reconocimiento a todos y cada unos de los que tanto han hecho por darlo a conocer en el mundo, entre ellos por supuesto, Lorenzo Cisneros “Topete” quien siempre en su música encontrará y nos brindará ese lugar para soñar que muchas veces necesitamos y esto será por siempre mientras que en Cuba exista el Changüí.